La moral de tu nación es la suma total de la voluntad de lucha de tu pueblo, su lealtad hacia ti como líder y la salud general de una provincia. Un porcentaje de moral bajo en una provincia determinada dará lugar a tiempos de construcción y reclutamiento más largos, tasas de curación más lentas para los soldados estacionados en esas provincias, e incluso a una rebelión directa.

Como dice el refrán, la guerra es un infierno, y el cansancio puede tener un impacto muy real en tu nación. Los bombardeos, las invasiones, las fricciones fronterizas y los sabotajes pueden contribuir a que la moral de tu territorio sea baja. Presta especial atención a las provincias recién adquiridas, ya que aunque hayas liberado a sus habitantes de sus amos opresores y los hayas incorporado a tu glorioso imperio, puede que ellos no lo vean igual. Ve con calma y no te expandas demasiado rápido.

Tu gobierno tiene algunas formas de restaurar la moral dañada, o de prevenir rebeliones, que puedes aprovechar.

Como alternativa, si le sobran los Goldmarks (oro), puede lanzar una campaña de propaganda y aumentar directamente su moral en cada provincia.

Por último, su moral se recuperará lentamente, siempre que no haya nada que actúe directamente contra ella, y puede que sólo sea necesario aplastar la resistencia hasta que la moral mejore. Para ello, puedes ordenar a tus soldados que ocupen una provincia que controlas, y automáticamente lucharán contra cualquier rebelión armada. Sin embargo, ten en cuenta que si tu guarnición no es lo suficientemente fuerte, estos soldados pueden perderse al caer la provincia.

Estos son sólo algunos consejos y trucos básicos sobre la moral de tu nación; si preguntas en nuestra comunidad, verás que cada comandante experimentado tiene su propia estrategia para gestionar su población.

Buena suerte, General.