La primera y más importante lección de la guerra es que la primera víctima de cualquier batalla es el plan. Por muy bien pensada que esté tu estrategia, por muy abrumadora que sea tu ventaja numérica o por muy bien entrenadas que estén tus tropas, siempre habrá factores que no hayas tenido en cuenta. Estos van desde juzgar mal el terreno, hasta sobrestimar la capacidad de combate de tus soldados, o simplemente no tener en cuenta el heroísmo de los soldados enemigos.

Todos estos factores se combinan en un único aumento aleatorio conocido como Factor X. Esto simula todo lo anterior, y permite a los regimientos, superados en número y en armamento, tomar victoria cuando todo parece perdido, y mantiene a todos los comandantes, independientemente de su experiencia, en estado de alerta.

Como no puedes planificar con precisión el resultado de cada batalla, asegúrate de tener siempre un plan B.